Abarcamos diferentes áreas de especialización

Terapia psicológica infanto-juvenil

Es un proceso terapéutico que se establece conjuntamente con sus cuidadores principales (acostumbran a ser madre y/o padre, pero también pueden ser otras personas) y en el que se tiene en cuenta la edad del niño o niña o adolescente, sus características y el contexto que rodea sus experiencias vitales. Nos servimos de libros, juegos, caja de arena, expresión artística,… para abordar el proceso terapéutico.

Terapia en la adultez

La terapia en la adultez engloba cualquier situación de malestar significativo en la que la persona se percibe con dificultad para afrontarla con las herramientas de las que dispone hasta ese momento. Acudir a terapia implica el establecimiento de un vínculo terapeuta-paciente basado en el compromiso, la comprensión y el respeto, que permitirá establecer de forma conjunta los objetivos terapéuticos y adecuarlos a las necesidades que presenta cada persona.

Psicología educativa

Se centra en el acompañamiento, la ayuda y el apoyo en infancia y adolescencia, buscando obtener las herramientas que les permitan saber gestionar y afrontar la etapa evolutiva en la que se encuentran y vivirla lo más agradable posible. Intervenimos en los procesos psicológicos relacionados con el aprendizaje y el desarrollo de las habilidades sociales y las estrategias de afrontamiento de la vida cotidiana.

Neuropsicología

Se basa en la interpretación del funcionamiento del cerebro y cómo nos influye en nuestra vida diaria en todos los campos. Evaluamos psicológicamente a la persona para conocer su funcionamiento neurológico y establecer así los objetivos terapéuticos.

Psicología perinatal

La psicología perinatal abarca la intervención terapéutica previa a la gestación, durante el embarazo, parto, posparto o en la primera crianza.

En ocasiones, la maternidad carece del adecuado acompañamiento médico, familiar y social, lo que puede poner en riesgo la sensación de calma y seguridad que la madre necesita sentir y que viva la maternidad desde la culpa, el miedo o la sensación de no valía como madre.

Es recomendable cuando se presenten:

• Dificultades en el proceso de gestación
• Ansiedad o depresión durante el embarazo y en el puerperio
• Dificultades para establecer un vínculo con el bebé
• Duelo perinatal